lunes, 30 de enero de 2012
viernes, 27 de enero de 2012
Sintaxis para 4º de la ESO
jueves, 26 de enero de 2012
Ejercicios de sintaxis para repasar
martes, 24 de enero de 2012
EL ÁRBOL DE LA CIENCIA
EL ÁRBOL DE LA CIENCIA (PIO BAROJA).
(Resumen del estudio de Ángel Basalta: “La novela de Baroja”)
El árbol de la ciencia narra la vida de Andrés Hurtado hasta su muerte por suicidio. El tema central del libro es la desorientación existencial del hombre inadaptado y encerrado en un callejón sin salida.
Estructura: la novela consta de siete partes divididas en capítulos. Las tres primeras partes forman un conjunto en el que se presente al personaje: formación académica, intelectual y anímica; relaciones familiares y personales; primeras experiencias como médico. La 1ª parte refleja sus estudios de medicina y la decepción ante profesores y alumnos. La 2ª es un esbozo de la panorámica social del Madrid de las clases media y baja en las casas de la vecindad. En la 3ª, Andrés viaja a un pueblo valenciano buscando el clima que cure la enfermedad de su hermano Luis. Termina la carrera y va como médico a un pueblo de Burgos, donde recibe la noticia de la muerte de su hermano.
La 4ª parte es un intermedio reflexivo. Es un extenso diálogo entre Andrés y su tío Iturrioz sobre el árbol de la vida y el árbol de la ciencia. Es el núcleo intelectual de la novela: constituye una recapitulación filosófica de la primera etapa vivida por Andrés y la formulación ideológica que verá comprobada en la siguiente.
Las tres últimas partes también conforman un bloque en el que se desarrollan las experiencias profesionales y personales de Andrés hasta el trágico desenlace. En la quinta parte se narra la experiencia negativa de Andrés como médico en Alcolea. En la 6ª regresa a Madrid y trabaja como médico de prostitutas y de pobres. En la 7ª parte, Andrés se casa con Lulú, trabaja como traductor y encuentra la paz en el matrimonio hasta que todo acaba en tragedia: su hijo nace muerto, muere Lulú y él se suicida.
Aspectos filosóficos: El árbol de la ciencia es una novela intelectual impregnada de una filosofía pesimista. Tres son los filósofos preferidos en las lecturas del protagonista: Kant, Schopenhauer y Nietzsche. De ellos, la presencia más influyente es la Schopenhauer. Así, en la novela se muestra desde el principio la relación entre el dolor y sufrimiento del hombre y la inteligencia y conocimiento empleados en la búsqueda de la verdad. Hurtado se va convenciendo de la filosofía pesimista del alemán ya en su período de alumno interno en el hospital, ante la contemplación del dolor de los enfermos y la crueldad del personal sanitario. Su dolor resalta más en contraste con la actitud inconsciente de su compañero Lamela, que está enamorado de una solterona fea, pero él la idealiza y la ve bellísima. También se aprecia el eco de Schopenhauer en la conducta de Hurtado cuando alivia el sufrimiento de su soledad familiar y de su rechazo de la farsa universitaria al ver el dolor de su amigo artrítico Fermín Ibarra: es el alivio del dolor personal ante la contemplación del ajeno. Hurtado intenta seguir el modelo de la abstención (“ataraxia”) schopenhaueriano hasta que la muerte de Luisito perturba la tranquilidad encontrada en el pueblo burgalés.
El auténtico núcleo filosófico de la novela está en la cuarta parte: en ella Iturrioz esboza su concepción del mundo partiendo de la imagen bíblica del árbol de la vida y el árbol de la ciencia (4ª parte, cap. 3).
Hurtado defiende la esperanza de que mediante la ciencia y el conocimiento se podrá llegar a un mundo mejor; pero ante la ruindad humana de Alcolea, llega al escepticismo puro, a la serena impasibilidad conseguida con la autolimitación, pero la pierde en la entrega sexual con Dorotea (5ª parte, cap. 10).
De nuevo en Madrid, vuelve a conseguir la ataraxia mediante la abstención social en el refugio de su matrimonio con Lulú, convencido de que “Iturrioz tenía razón: la Naturaleza no solo hacía el esclavo, sino que le daba el espíritu de la esclavitud” (6ª parte, cap. 8). Hurtado vuelve a perder la ataraxia (esa abstención vital propugnada por Schopenhauer) abatido por la muerte de su hijo y de su esposa, y, aplastado por el dolor, ya no puede conciliarse con la vida ni por medio de la ciencia ni por la de la abstención.
El título de la novela: El árbol de la ciencia, insiste en lo intelectual, en el conocimiento de la verdad; todo acaba aplastado por el árbol de la vida, pero algún día la ciencia podrá ser útil, como parecen indicar las palabras finales: ”había en él algo de precursor”, referidas al suicida.
Aspectos sociales y políticos: La novela refleja la vida española en el tránsito del S.XIX al XX. Desde un punto de vista noventayochista, Baroja muestra una desoladora panorámica que constituye el subtema más importante de la novela. Baroja refleja la realidad española en dos núcleos espaciales fundamentales, Madrid y Alcolea del Campo (a los que se añaden otros de menor importancia: pueblo de Valencia, Valencia capital, pueblo burgalés).
El núcleo espacial madrileño le sirve a Baroja para trazar una despiadada radiografía de las clases sociales y del ambiente cultural: la mísera sordidez de las casas de vecindad (su descripción adquiere tonos esperpénticos en la muerte del escritor bohemio Villasús); los ambientes de la prostitución (lacra tolerada y considerada como un mal necesario) donde la miseria se agudiza: viven amontonadas, reciben palizas brutales, padecen enfermedades, etc. Esta situación contrasta con los señoritos de la alta sociedad que las visitan, con las amas que las regentan, con la protección policial de que gozan alcahuetas, amas y chulos, con la “honrada decencia” de los empresarios contra los que el narrador descarga su ironía feroz (6ª parte, cap. 5).
Nada escapa a la visión demoledora: la religión católica aparece como funesta creadora de un mundo cómodo mediante la caridad y el paraíso prometido, mientras que sus ministros se entregan al bienestar, al juego y a la sexualidad pervertida. En Alcolea la férrea moral católica impone al pueblo un comportamiento que distorsiona su sexualidad internamente desenfrenada y alimentada por la pornografía. La sanidad tampoco queda mejor parada: hospitales sin higiene, trato humillante y cruel a los enfermos. Pero Baroja es especialmente satírico con la Universidad española, que aparece como símbolo de la vulgaridad intelectual: edificios inadecuados, falta de espíritu científico en alumnos juerguistas y en profesores ineptos. También aparece el abandono de la investigación, sin protección alguna por las instituciones ni la industria, lo que obliga al inventor Fermín Ibarra a emigrar a Bélgica.
En el terreno político se manifiesta la misma realidad penosa. El pueblo vive, engañado por sus gobernantes, el irresponsable optimismo ante la guerra con EE.UU, que acarreará la pérdida de sus colonias, provocando el Desastre del 98; sólo algunas mentes lúcidas como Iturrioz son conscientes de la triste realidad. Lo más grave es que, ocurrido el desastre, sigue la indiferencia general de los políticos y del pueblo, que parece no enterarse de nada. Todo ello causa la desolación de Andrés (6ª parte, cap. 1).
Esta situación se completa con la penosa realidad de la España rural ejemplificada en Alcolea del Campo: pueblo sin solidaridad, manejado por una política corrompida y aplastado por una economía paralizada; Alcolea está sitiada por la moral católica y el caciquismo de liberales y conservadores (grotescamente denominados “Ratones” y “Mochuelos”), que se turnan políticamente en la explotación del pueblo ignorante y resignado.
El atraso científico, la pobreza cultural, la desastrosa realidad social y la absoluta irresponsabilidad política dominantes en aquella época eran tan penosas como ciertas. Ante esto, el protagonista de la novela abandona toda rebeldía social a favor del escepticismo absoluto.
Problemática existencial: los dos ingredientes fundamentales de la novela (la filosofía pesimista de Schoenhauer y la penosa realidad social y política española) están relacionadas entre sí de modo que constituyen el marco intelectual y humano en el que se desarrolla la problemática existencial de Andrés. Hurtado, que antepone la independencia como norma ética, no logra, ni en su familia, ni en la intelectualidad ni en la sociedad, un sistema de ideas en que basar su vida, convirtiéndose así en un exponente de los conflictos existenciales del intelectual de principio de siglo. Veamos su desarrollo:
- El desamparo familiar condiciona su personalidad. Rechazo, aislamiento, exceso de sensibilidad, agravados en la universidad en contraste con el pragmatismo de Aracil, con la estupidez de sus profesores, y alimentados por sus lecturas filosóficas.
- La depresión y la angustia se agudizan en contacto con la mísera de las casas de vecindad.
- Halla la paz en el pueblo levantino, pero en la capital valenciana su espíritu se ve perturbado por una angustia de signo cósmico ante las ciegas fuerzas de la Naturaleza ocultas en la noche.
- En la aldea de Burgos recobra el equilibrio, pero se rompe con la muerte de Luisito.
- Andrés escucha de Iturrioz su pesimista concepción del mundo, pero él confía en la ciencia, “que ni es cristiana, ni atea, ni revolucionaria, ni reaccionaria”, pero se derrumba por la experiencia repugnante de Alcolea.
- Ya en Madrid, Andrés, convencido de que Iturrioz tenía razón, llega a la esquizofrenia (6ª parte, cap. 8).
- Halla un oasis de tranquilidad con Lulú, pero vuelve a ser aplastado por el destino: malos presentimientos que se apoderan de su sensibilidad enfermiza, inquietud creada por el deseo de Lulú de tener un hijo, histerismo de ella en el embarazo; finalmente, la tragedia de la muerte de Lulú y el hijo hacen que la existencia se vuelva insoportable para Andrés. Pierde su confianza en la ciencia (la medicina no pudo salvar a su mujer) y en la Naturaleza (que tampoco curó a Luisito). Por lo tanto, se suicida. Sin embargo, la idea final (“Tenía algo de precursor”) ofrece una esperanza: las ideas no mueren, y el sacrificio de Andrés conlleva la esperanza de un mundo menos absurdo mediante el esfuerzo intelectual.
viernes, 13 de enero de 2012
VALORES DEL SE
Va Valores de “Se”
Cumplen función
Se sustituto de le/les o falso SE
Función: Complemento Indirecto
Se utiliza el pronombre personal SE como sustituto de LE, LES (complemento indirecto) cuando le sigue inmediatamente un pronombre LO, LA, LOS, LAS en función de complemento directo. Aparece le/les si el complemento directo es un Sintagma Nominal o Proposición Sustantiva:
· Se lo di. / Le di el libro.
· Cuando me los encontré, se lo dije. / Cuando me los encontré, les dije lo que sabía.
Se reflexivo:
Función: Complemento Directo/Indirecto
Con el mismo valor: me, te, nos, os.
Se utiliza en función de complemento directo o indirecto. El sujeto hace y recibe la acción. Es complemento directo si no hay otro sintagma nominal que cumpla esa función y complemento indirecto cuando haya un sintagma nominal con esa función.
· La niña se peina (reflexivo, complemento directo)
· La niña se lava la cara (reflexivo, complemento indirecto)
En otras ocasiones, el reflexivo tiene un valor factitivo: No es el que hace directamente la acción, sino quien la ordena hacer.
· Se hizo una casa en el pueblo. (la casa la construyó el albañil, no él)
· Ayer se cortó el pelo. (es falso reflexivo puesto que él no realiza la acción, lo corta el peluquero)
Se recíproco.
Función: Complemento Directo/Indirecto
Con el mismo valor: nos, os .
Se utiliza de la misma manera que el anterior, pero cuando el sujeto es múltiple o plural y se entiende que cada individuo del sujeto realiza la acción del verbo hacia el otro o los otros. Así, por ejemplo, en Juan y Pedro se escriben, la acción es recíproca porque Juan escribe a Pedro y Pedro escribe a Juan. Admite la expresión “mutuamente” al final. Como en el reflexivo, si hay CD en la oración, el Se es CI. Si no hay CD en la oración el Se es CD.
· Juan y Pedro se escriben cartas. (mutuamente) (recíproco, complemento indirecto)
· Juan y Pedro se pegan.(mutuamente) (recíproco, complemento directo)
No cumplen función
Se pronominal.
Con el mismo valor: me, te, nos, os.
Hay algunos verbos, los pronominales, que sólo pueden conjugarse con la ayuda de un morfema clítico me, te, se, nos, os, se. Los que no tienen una pareja no pronominal son pocos: suicidarse, quejarse, arrepentirse, abalanzarse, desmayarse, abstenerse, extralimitarse, etc., pero hay muchos otros que forman parejas: fijar (algo) / fijarse (en algo); mover (algo) / moverse ( ø)...
Como ves, estos verbos no se pueden conjugar sin el clítico: *yo quejo, *tú quejas, *él queja... sino yo me quejo, tú te quejas, él se queja...
En estos casos, el se que aparece en las terceras personas no es ni CD, ni CI, sino un morfema derivativo que sirve para crear nuevos verbos a partir de otros existentes.
Se impersonal.
Función: Indicador de impersonalidad.
En las oraciones impersonales, SE es un elemento que indica el carácter impersonal de la oración, sin ninguna otra función. Gramaticalmente, son oraciones unimembres, sólo con Predicado, con un verbo en tercera persona singular. Su uso es fácilmente distinguible en las oraciones intransitivas. En las transitivas, su uso puede confundirse con el se pasivo reflejo, cuando el sintagma nominal o equivalente está en singular.
· En este restaurante se come muy bien. (intransitiva)
· Aquí se vende vino. (transitiva) ( Vino=CD) No interesa señalar el sujeto agente; lo importante no es quién lo venda, sino dónde (aquí) y qué (vino).
· En círculos gubernamentales se comenta que subirá la gasolina. (transitiva)( Que subirá la gasolina=Proposición sustantiva CD) .Probablemente, el sujeto agente es alguna persona concreta cercana al Gobierno, pero no interesa que se conozca su nombre)
Se pasivo reflejo.
Función: Indicador de pasiva refleja.
En las oraciones pasivas reflejas, el pronombre SE funciona igualmente como incremento verbal que indica el significado pasivo del verbo, aunque este vaya en voz activa. Gramaticalmente, son oraciones bimembres con Sujeto y Predicado Verbal, con verbo en tercera persona, singular o plural. El elemento más destacable para reconocerlo es la concordancia de número que se establece entre el sintagma nominal en función de sujeto y el verbo. El sujeto expresado no produce la acción sino que la sufre (paciente), pero el verbo va en voz activa.
Se venden pisos ( Pisos=Sujeto).
Equivalen a oraciones pasivas: pisos son vendidos.
Se desconvocó la reunión. La reunión fue desconvocada
Se vendieron varios cuadros. Varios cuadros fueron vendidos
Indicador de voz media
Con el mismo valor: me, te, nos, os.
Aparece en dos tipos de construcciones:
a) Con me, te, se, nos, os. El sujeto gramatical es un ser animado que experimenta involuntariamente una acción que tiene su origen no en un agente (como en la voz pasiva) sino en una causa externa o en un instrumento. El verbo indica por lo general un estado de ánimo: alegrarse, asustarse o algún tipo de transformación o cambio: accidentarse, matarse….
Me asusto con facilidad (el sujeto yo no siente voluntariamente la sensación de temor, éste, además, no lo produce un agente, sino una causa externa.
María se mató en un accidente (idem)
b) Sólo con la forma Se. El sujeto gramatical es un ser inanimado que se ve afectado por la acción de un verbo que indica transformación o cambio (romperse, abrirse, enfriarse….). Como en el otro caso, la acción no la desencadena un agente sino una causa externa o un instrumento.
Con la tormenta se ha roto un cristal. (nadie lo ha roto deliberadamente)
¡¡Atención!!
Hay verbos que pueden funcionar como transitivos.
Determinados verbos que funcionan a veces en estructuras transitivas no reflexivas, con sujeto y complemento directo diferentes, admiten la construcción en voz media. En este caso, suelen perder la construcción transitiva con CD y pueden admitir un complemento de régimen o suplemento.
· No asuste usted a los niños (Transitiva)
· No se asuste usted. (Voz media)
· ¡Te asustas de todo!. (Voz media)
Hay verbos que cambian su significado.
En otros casos, ciertos verbos cambian su significado al incrementarse con el pronombre. Llevan complemento de régimen o suplemento
· Olvidé la cartera en casa. (Transitiva) Se refiere a un proceso físico: dejar la cartera en casa.
· Me olvidé de la cartera. (Voz media) Se refiere a un proceso mental e involuntario.
Se dativo o intensificador del verbo.
Con el mismo valor: me, te, nos, os.
A veces, el pronombre reflexivo sirve únicamente para intensificar el significado del verbo, en construcciones transitivas o intransitivas. Puede añadir matices significativos, no siempre precisos ni claros.
Se presenta en dos tipos de construcciones
Concordados: la persona del pronombre coincide con el sujeto:
· Comió tres platos. / Se comió tres platos. (Transitiva)
· Fue en seguida. / Se fue en seguida. (Intransitiva)
No concordados: la persona del pronombre no coincide con el sujeto:
· ¡No seas embustero!/¡No me seas embustero!