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Aquí podréis encontrar noticias mías de vez en cuando. Prometo no utilizarlo solamente para daros trabajo, de vez en cuando os deleitaré con alguna perla que encuentre....aunque no sea de Literatura.

lunes, 14 de febrero de 2011

oda a una urna griega

¡Oh tú, inviolada novia del reposo!

Tú, hija del Silencio y el espacioso Tiempo,

historiadora rústica que sabes expresar

un cuento de un modo más dulce que esta rima.

¿Qué leyenda ornada de hojas te rodea

de dioses o mortales, o se trata de ambos,

en Tempe o los valles de la Arcadia?

¿Qué hombres o dioses esos? ¿Qué reacias doncellas?

¿Qué búsqueda insensata? ¿Qué esfuerzo por huir?

¿Qué caramillos y panderos? ¿Qué éxtasis?

Melodías que han sido escuchadas son dulces,

inauditas son más: sonad pues, caramillos,

pero no en el oído, sino más seductores,

tocad para el espíritu cancionetas sin tono.

Hermosísima joven, nunca cesa tu canto

debajo de esos árboles que no pierden sus hojas;

intrépido amante, nunca logras tu beso

aun estando tan cerca; pero no te lamentes,

ella no ha de esfumarse aunque no halles tu dicha,

¡amarás para siempre y será siempre hermosa!

Felicísimas ramas que ni aun despediros

podéis de vuestras hojas ni de la primavera;

y músico feliz que incansable interpretas

para siempre canciones nuevas ya para siempre;

¡amor más que feliz!, ¡más que feliz amor!,

para siempre cálido y presto a ser disfrutado,

para siempre anhelante y para siempre joven.

Aquí todo respira pasión sobrehumana

que deja el corazón apenado y ahíto,

abrasando la frente y la lengua reseca.

¿Quiénes son los que vienen hacia el sacrificio?

¿A qué verde altar, extraño sacerdote,

guías esa novilla que muge a los cielos

con sus sedosos flancos ornados de guirnaldas?

¿Qué pueblecillo próximo a un río o al mar,

o alzado en la montaña con su alcázar pacífico,

se vacía de gente esta pía mañana?

Pueblecillo, tus calles en silencio

estarán para siempre y ni un alma que diga

por qué estás tan desierto ha de tornar.

¡Oh pieza ática! ¡Qué bellamente

dispones sobre el mármol excelentes varones

y labradas doncellas junto a hierbas y ramas!

Tú excedes, callada forma, al pensamiento

como la eternidad. ¡Oh fría Égloga!

Cuando la edad consuma esta generación

continuarás en medio de otro dolor que el nuestro

como amiga del hombre al que dices:

"la belleza es verdad, la verdad es belleza;

esto es cuanto sabes y saber necesitas".

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